Francisco Magallón es una institución dentro del periodismo de nuestro país. Más de treinta años de profesión como reportero gráfico en TVE avalan una carrera ampliamente reconocida y premiada tanto en España como fuera de nuestras fronteras. Su profesión, que el mismo define como `su devoción´ le ha permitido recorrer el globo y ser testigo de acontecimientos de toda índole. Mañana se inaugura en el Museo Nacional de Antropología de Madrid su exposición fotográfica ‘La ola negra. El tsunami 10 años después’.
La Ola Negra
Por Ana Morales, miembro de GEA PHOTOWORDS
Al margen de su trabajo en la televisión, su pasión por la fotografía le ha permitido vivir y captar momentos inolvidables. Inolvidables porque no son meras instantáneas de personas y lugares remotos, tras el rostro o la mirada captada se esconden a menudo historias humanas muy duras y que no tienen cabida ni visibilidad en los medios. Desde hace años Francisco colabora habitualmente con ACNUR y otras ONG en actividades de sensibilización, utilizando sus fotografías en diversas exposiciones como la que hoy se inaugura: “Tsunami: La ola negra” y que podréis visitar hasta el próximo mes de marzo en el Museo de Antropología de Madrid.
Transporte de cadáveres durante el tsunami. Indonesia. Foto © Francisco Magallón
La exposición se inaugura a punto de cumplirse una década de la devastadoral catástrofe natural de Indonesia. Al violento terremoto de 9.3 grados le siguieron dos olas gigantes como no se habían visto en siglos. Un tsunami que avanzó hacia el interior de la isla arrasando todo lo que encontró y que borró del mapa pueblos enteros, negocios, cultivos e infraestructuras. En Aceh, situada en el extremo norte de la isla de Sumatra se calcula que murieron más de 170.000 personas.
Francisco y su equipo llegaron tan sólo 24 horas después de la tragedia a la zona y pudieron ser testigos del dolor, del horror y la devastación. Diez años después, con mucho esfuerzo y determinación se han recuperado las infraestructuras y se ha reconstruido mucho de lo que se perdió. La vida se ha vuelto a hacer paso, ha nacido una nueva generación y se va recuperando la esperanza y la confianza, aunque el drama vivido será imposible de olvidar.
Campamento instalado por Cruz Roja. Indonesia. Foto © Francisco Magallón
Entrevista a Fernando Magallón con motivo de la inauguración de su exposición ‘La ola negra’
He leído que a pesar de haber recibido numerosos galardones por tu trabajo el que más ilusión te hizo fue el “Premio José Couso de Periodismo” de “Doce meses, doce causas” precisamente por el reportaje “Tsunami” los primeros en llegar. Por qué este premio fue tan especial para tí?
El Premio “Doce meses, doce causas” está organizado por tele5 y siempre es un orgullo recibir un premio de la competencia, pero este caso es mucho más especial paa mi por llevar el nombre de un gran compañero: José Couso.
No siempre estamos cubriendo eventos espectaculares, guerras o desastres. Son muchas las horas y los días que pasamos en aquellas noticias cotidianas que vemos todos los días en los telediarios… fueron muchas las horas en la que coincidí con él, una gran persona y un buen compañero.
Creo que tras más de treinta años cubriendo toda clase de noticias alrededor del mundo se podría decir que “estás curtido en mil batallas”, ¿estás de acuerdo con esta afirmación? ¿Fue la cobertura del Tsunami de Indonesia quizás la “batalla” que más te ha tocado como persona?
Pienso que el día que las cosas que ocurren a tu alrededor te dejan de impactar, interesar o no te hacen reflexionar, ese día debes dejar la profesión. Nunca se está “curtido”… en este trabajo siempre hay algo nuevo, diferente, nada sucede igual a pesar de que los eventos se repitan. Las situaciones y las personas son diferentes en cada momento.
Si es cierto que la cobertura fue especial. Nunca había visto algo así. La tragedia fue demoledora.
En tu exposición “La ola negra” vemos la devastación pero también el rostro y la mirada de algunas personas que lo perdieron todo con el tsunami, hijos, parientes, casas y que siguen adelante ¿Puede el ser humano sobreponerse a una catástrofe así?
La devastación y la muerte que nos rodeaba, no es el recuerdo que guardo de forma más intensa… aquellas personas a pesar de su desgracia eran capaces de atendernos. Su voluntad, serenidad, su capacidad de aceptación, de sufrimiento y de esperanza, volviendo a comenzar allí mismo donde todo sucedió.
Con tus exposiciones consigues llamar la atención sobre problemas que generalmente no suelen salir abriendo los telediarios pero que existen en el mundo. ¿Cómo empezaste a colaborar con Ongs como ACNUR y en qué se traduce tu colaboración?
Un día me di cuenta de la gran cantidad de material fotográfico que había acumulado… aquello no podía servir solo para alimentar mis recuerdos.
Creo que cuando entramos en la vida de la gente , en parte, ocurre porque ellos piensan que podemos ser el altavoz de sus problemas. Y ese es nuestro compromiso realmente cuando accedemos…
El flujo incesante de información a la que ahora tenemos acceso ha hecho que noticias e incluso las imágenes más impactantes tengan cada vez una mayor caducidad, ¿crees que estamos deshumanizándonos?
Pienso que el bombardeo, en muchas ocasiones, es excesivo. Falta análisis y reflexión. Pasamos por encima de las cosas, no da tiempo a pensar y a analizar. Por otro lado, en muchas ocasiones, se asocia el problema a los titulares en los medios, creando una falsa sensación de solución de los mismos cuando desaparecen de la información diaria. Hace falta recordar más cada día… son muchos los olvidados.
Ser un testigo privilegiado muchas veces de acontecimientos únicos, tanto por su envergadura, su singularidad, o por su repercusión no cambia tu percepción o valoración de las cosas? ¿Ha cambiado tu trabajo tu modo de ver la vida?
Claro, como a todo el mundo. Aquello que hacemos a diario, va modificando la forma que tenemos de ver la vida.
Es cierto que es un privilegio y que en muchas ocasiones te permite ser testigo de acontecimientos a los que de otra forma sería difícil o imposible acceder. Pero para mí lo más importante es que cada día me ofrece una hoja en blanco, un proyecto distinto, una nueva historia.
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