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Emblema de la Generación Beat en los cincuenta y posteriormente relegada al ostracismo, Tánger, con sus luces y sus sombras vuelve a ser ahora una ciudad de encuentros artísticos y de creación. La ciudad del estrecho, objeto de fascinación en el pasado por numerosos artistas que dejaron su impronta en la ciudad `que hunde sus raíces en África pero tiene su cabeza en Europa´, con su atmósfera indescriptible sigue siendo fuente de inspiración para artistas de todo el mundo. Especialmente para ellos, sus `hijos´, Les fils du détroit.

 

Los Hijos del Estrecho

Por Ana Morales © Copyright 2015 – Todos los derechos reservados

Kasbah de Tánger, esquina a la Plaza del Mechuar junto al antiguo Dar el-Makhzen una tarde cualquiera de primavera al alrededor de las 19.00 horas. Caminamos entre dos luces, la del ocaso y la tenue luz de las pocas farolas que ya la iluminan. Las decenas de grupos organizados que la recorren apresuradamente durante todo el día ya se marcharon y apenas hay nadie en los alrededores salvo algún joven local que prueba suerte de aparcacoches, algún anciano sentado con las manos metidas en su chilaba y algún turista rezagado.

De un pequeño local encalado con tres ventanas abiertas a la calle salen unas notas musicales que son transportadas por el aire y amplificadas por el eco amortiguado de los callejones aledaños. Se trata del local del Circulo de Música Arabe-Andalusí y los músicos son Les Fils du Détroit (Los Hijos del Estrecho).

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Jam sesión en el Círculo árabe-andalusí. Foto ©  Francesc Morera

El Círculo es un diminuto espacio abarrotado de toda clase de instrumentos y de pasión, donde su gente se reúne desde 1986 para practicar, ensayar y compartir con la concurrencia melodías ancestrales, un sonido especial que nos hará viajar en el tiempo; la música árabe-andalusí.   Experiencia atemporal, única, y sobre todo, inesperadamente auténtica.

El transeúnte se para, escucha, se asoma tímidamente y duda, es esta una reunión privada o somos bienvenidos? Enseguida se nos invita a pasar. Unos bancos forrados de alfombras adosados a la pared son el escenario y a la vez el reducido patio de butacas en el que tanto los músicos como todos aquellos que quieran quedarse a disfrutar de la música se sientan. Al fondo, de una tetera puesta al fuego sobre un rudimentario hornillo emana la fragancia del té a la hierbabuena que es ofrecido a los visitantes.

Parece que hemos irrumpido en una reunión de amigos, donde la complicidad y la camaradería son patentes, algo así como la versión tangerina de una jam session en un garaje. Y comienzan las notas, primero aisladas e irregulares, mientras que lo músicos, un heterogéneo grupo de edad avanzada en su mayoría, van afinando los instrumentos y entrando en calor al tiempo que discuten un acorde o una nota. Observo varios instrumentos, algunos fácilmente reconocibles para cualquier profana como yo, y otros más exóticos, laud, derbakes, violines, riq , ney, pandereta, contrabajo, y hasta un pequeño tambor que como Abdelhamid El Jouhayni, músico de profesión, me cuenta, es un regalo de un amigo músico de Estambul. Tanto él como Abdelmajid El Mouedden, fueron los cofundadores de esta asociación en 1974, que actualmente cuenta con siete miembros. Ya han cumplido más de 40 años. A lo largo de esta trayectoria muchos músicos fueron formaron parte de ella, y otros ya no son miembros activos pues se fueron a vivir al otro lado del estrecho: España, Francia, o Bélgica. Todos ellos se han ganado la vida con las más dispares profesiones pero hoy por fin están plenamente dedicados a perpetuar este legado de siglos que sin duda tiene mucho de patrimonio inmaterial y cultural de esta ciudad. Su propósito, el transmitir y compartir este patrimonio y conseguir que esta herencia musical sobreviva.

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Los músicos Dris Khlifi Zriba y Abdelmajid El Moueden. Foto ©  Francesc Morera

Como buenos tangerinos se manejan tan bien con el árabe, el francés o el español como con sus instrumentos, y así me explican que la música arabo-andalusí participa del mestizaje, siendo la herencia de tres estilos: la música cristiana que se tocaba en España y Portugal antes de la Reconquista; la música afro-bereber del Magreb; y la música árabe procedente de Bagdad antes del siglo IX. Por tanto, algunas de las partituras que escuchamos hoy aquí tienen una antigüedad de diez siglos. También me explican que no sólo tocan música árabe-andalusí, de hecho tocan todo tipo de música oriental, de Persia, de Egipto, de Turquía, aunque en el círculo suelen centrarse en la música árabe-andalusí, pues cada vez más vienen personas a la kasbah interesadas en conocer ese particular sonido.

Abdelmajid El Mouedden, co-fundador, es un hombre pequeño y delgado doblado por el peso de los años, pero su mirada chispea como la de un niño, llena de energía y determinación cuando habla de su música, que es su vocación y su vida. Como pude ver en una entrevista a la tv nacional marroquí declaraba “puedes quitarme la comida, el dinero, puedes quitármelo todo, pero no mi asociación”

Así, gracias a toneladas de entusiasmo, las repercusión de las redes sociales, y a los amigos del club, profesionales de distintas disciplinas como el arquitecto Hicham Khattabi, ahora manager de “Les fils du détroit”, estos han podido ganar un poco de reconocimiento y ver cumplido un sueño, la exposición de su trabajo en Paris, en “La gaite lyrique” y la edición de su primer CD, producido para este evento. El propio Hicham reconoce que él mismo fue uno de los sorprendidos vecinos de Tánger al conocer la existencia de esta agrupación, que no recibía ayuda oficial alguna y que lucha día a día por su supervivencia.

“Les fils du détroit” seguirán tocando para todos aquellos que se acercan a su local, sean vecinos, grupos de jóvenes modernos del nuevo Tánger, músicos de paso o turistas de todas las nacionalidades. En esos momentos de gracia se abren a todos, músicos o no, de Marruecos o del fin del mundo.

Recientemente se ha puesto en marcha una petición para la preservación de la asociación y la inscripción de la misma en la lista de Patrimonio cultural de Marruecos, si la quieres firmar o saber más haz click aquí