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‘Somos enjambre, nuestra misión es producir, cooperar y polinizar. Cuando amenazan nuestro ecosistema también picamos’, esta es una de las máximas que definen la labor de La Casa Invisible, un centro social y cultural de gestión ciudadana de Málaga. En sus más de 8 años de trayectoria, no exenta de dificultades, este se ha convertido en un pulmón de creatividad, producción y pensamiento crítico que se ha ido consolidando como un espacio imprescindible y necesario en la vida sociocultural de la ciudad y en un referente en toda España, donde, afortunadamente no es la única iniciativa de gestión ciudadana que se está desarrollando en estos momentos.

 

LA CASA INVISIBLE

Por Ana Morales, miembro de GEA PHOTOWORDS

Desobediencia Ciudadana

La Casa Invisible nace de un gesto de desobediencia ciudadana. Comenzó su andadura en marzo de 2007 cuando vecinos y creadores del casco antiguo de Málaga decidieron ocupar un inmueble del s. XIX de propiedad municipal que se encontraba abandonado y que el consistorio planeaba reconvertir en oficinas de alquiler para jóvenes emprendedores. Los planes del consistorio pretendían conservar la fachada y su hermoso patio y tirar todo lo demás.

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Proyecto Frida para recaudar fondos. Foto ©  Sandra Lara

El palacete de la calle Nosquera, de más de 2000 metros cuadrados en pleno centro histórico de Málaga había estado en el olvido y resistía en una zona afectada por la destrucción del tejido social existente y del patrimonio heredado de los vecinos. Estos, que demandaban equipamientos socioculturales decidieron “ocupar” el edificio, y aquí comenzó un largo pulso al ayuntamiento de Málaga por la cesión de uso del mismo. En este tira y afloja el consistorio se comprometió a firmar la cesión siempre que se cumpliesen unos requisitos. Al cumplirse los acuerdos y transcurrido el año estipulado por el protocolo de intenciones, las partes redactaron el modelo de acuerdo que debía haber sido firmado en Enero del 2012 para la cesión de uso del inmueble por un plazo de 5 años. A fecha de hoy, aun contando con todos los informes administrativos favorables, el ayuntamiento no está dispuesto a ceder el uso del inmueble y sigue demorando intencionadamente la firma del acuerdo. Y, de hecho, en diciembre del año pasado este contraatacó ejecutando el cierre cautelar de las zonas de libre concurrencia hasta el acometimiento de una serie de intervenciones en el edificio sobre las que la propia Casa Invisible estaba ya trabajando.

Tras una exitosa campaña de crowdfunding se recaudaron los fondos necesarios para subsanar esas deficiencias, mejorando el sistema eléctrico y adaptando a la normativa contra incendios del patio, que, a pesar de seguir bajo cierre cautelar ya cumple con la normativa para estar abierto al público. Este incumplimiento está impidiendo la rehabilitación integral y respetuosa del edificio precisamente en un momento en que las propias administraciones aducen falta de medios para ese tipo de labores y está intentando forzar el fin de una experiencia única en la ciudad, donde se dan cita las principales iniciativas de la cultura libre e independiente de Málaga, así como muchos de los movimientos sociales más críticos y activos. Nicolás Sguiglia, sociólogo y miembro fundador de algunos movimientos sociales como: Indimedia Estrecho, los Campamentos de la Frontera (BorderCamps) y las Oficinas de Derechos Sociales (ODS) destacaba el pasado 30 de Mayo en una clase magistral para medio centenar de alumnos del Master de Gestión Cultural de la Universidad Carlos III de Madrid, la importancia del centro como un contrapunto a la oferta museística local, a la progresiva mercantilización de los espacios públicos y como una alternativa necesaria a la limitada oferta de espacios designados a los creadores locales, porque una parte de la riqueza cultural se pierde cuando se la expone a los principios y la óptica de la economía liberal que lastra y perjudica las políticas culturales.

En estos 8 años de intensa actividad, La Casa Invisible se ha convertido en un espacio polivalente, catalizador fundamental de creatividad cultural y social y ha hecho posible el desarrollo de cientos de iniciativas de personas de Málaga y otras ciudades. En sus instalaciones se han desarrollado reuniones, debates, exposiciones, actuaciones, cursos diversos, emprendimientos cooperativos, talleres, laboratorios de producción cultural, etc, etc, demostrando que no se trata de un ghetto, como sus detractores intentan hacer creer a la ciudadanía, sino una máquina de sociabilidad, cooperación y creación.

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La bailarina Iro Vasalou en La Casa Invisible. Foto ©  Sandra Lara

Gestión del Centro

La gestión del centro se lleva a cabo de modo comunitario y democrático, basándose en grupos operativos y asamblearios y una Asamblea General quincenal donde las comisiones y participantes en la gestión del proyecto intercambian información, se coordinan, debaten y toman decisiones sobre el funcionamiento del mismo.

Dado que La casa invisible no ha recibido en estos primeros 8 años ninguna ayuda o subvención pública, su economía se ha basado fundamentalmente en un modelo de autofinanciación cooperativa a través de una extensa red de amigos de la casa. Son las contribuciones y el apoyo de los ciudadanos (de tiempo, de dinero, de dedicación, de materiales, de ideas etc etc) las que han permitido la supervivencia del proyecto. Consolidar la autofinanciación es primordial para garantizar la independencia y autonomía del mismo y evitar estar expuestos a los problemas y riesgos asociados a las formas estatales y mercantiles. Gracias a la cooperación, La Casa Invisible ha conseguido mantenerse con intensidad, actividad y dinamismo.

La Fundación de los Comunes

En noviembre de 2011 junto con otros proyectos y colectivos de investigación, edición, autoformación y creación de herramientas tecnopolíticas y los distintos espacios sociales que sirven de sede a dichos proyectos en distintas ciudades españolas, se constituyó la Fundación de los Comunes, con el objetivo principal de “crear y fortalecer espacios de discusión y análisis críticos, desarrollar y capacitar a futuros tomadores de decisiones, promover la adopción de políticas públicas, legitimar narrativas de transformación cultural, política y social, y dotar de recursos a los movimientos políticos”.

En la Fundación se han incluido y federado una docena de iniciativas y proyectos políticos y sociales, entre otros el Observatorio Metropolitano de Barcelona (OMB), Observatorio Metropolitano de Madrid (OMM), Nociones Comunes (Madrid), Nociones Comunes (Zaragoza), la Universidad Nómada, Traficantes de Sueños, La Casa Invisible de Málaga, El Patio Maravillas (Madrid), La Pantera Rossa (Zaragoza) la Hormiga Atómica (Pamplona) y el Ateneu Candela de Tarrassa.

La Fundación de los Comunes aspira a transformar esta suma de partes en una sinergia de fuerzas capaz de convertirse en un laboratorio de pensamiento y acción, en definitiva, en la construcción de un común real de recursos, pensares y haceres.