En vuestro recorrido por las tierras de Marruecos, observareis que en muchos puestos y tiendas tradicionales de joyería y bisutería os ofrecerán colgantes, pendientes y otros tipos de ornamentos con un diseño étnico, y tradicional. Desde luego, con una belleza intrínseca al margen de modas o tendencias. Se trata de la joyería bereber.

Diseños geométricos ancestrales, irregulares, con grabados y con incrustaciones de piedras como el ónyx, la cornalina, la amatista, la turquesa, la malaquita, o adornos de madera de ébano entre muchas otras.

Pues bien, tenéis que saber que estas piedras y joyas no solo capturan la belleza y la vibrante cultura de esta vasta región, sino que también se les atribuyen propiedades metafísicas y curativas.

Hoy nos adentramos un poco en su significado y orígenes.

Las Cruces Bereber

La Cruz Tuareg o Cruz del Sur, es a la vez un amuleto de protección, y también una brújula, usada por los tuaregs en los largos recorridos a través del desierto. Por ello también las denominan “brújulas bereberes”.

Suelen ser de plata, ya que estas tribus asocian la plata con la pureza, por el brillo y la luz de su superficie. Nunca se usa el oro (porque el amarillo trae mala suerte) y tampoco se usa el hierro (relacionado con lo maléfico).

La Cruz de Agadés es el modelo más extendido.

La encontramos colgada del cuello de todas las mujeres tuareg del Ayr, (cuya capital es justamente Agadés), así como entre todas las poblaciones, nómadas o sedentarias, urbanas o europeas, a veces en forma de sortija. En Europa es producida industrialmente en todos los materiales, y los herreros de Agadés han sabido adaptarse a los gustos de su clientela añadiéndole cobre, latón o incluso oro, particularmente apreciado por los árabes. Pero encontramos otros modelos: Cruz de Tahoua, Cruz de Iferouane, Cruz de Zinder, Cruz «tenaleït», Cruz de In Gall, etc.

Hay multitud de diseños, posiblemente tú te trajiste una de tu viaje simplemente por tener un recuerdo bello y más perdurable que el de un souvenir al uso. Y no andabas desencaminado, ya que las “cruces” se heredaban de padres a hijos cuando el hijo llegaba a la pubertad. Cada una de las 21 tribus de Níger eran representadas por una cruz, por ello hay 21 modelos distintos de cruces. Aunque todas ellas siguen más o menos el mismo patrón: una base central más cuatro brazos que salen de ella.

Como os decía, nacieron con un objetivo, que era el de servir de orientación a los nómadas en sus largas travesías por el desierto, pero también sirven como amuletos de protección para dispersar las malas energías por las cuatro direcciones.

El uso de la “brújula” dependerá del hemisferio en el que nos encontremos y del momento del día (por el día nos orientaremos en función de la posición del sol y por la noche nos guiaremos por las estrellas).

Orientarnos durante el día no parece muy complejo. En el caso del hemisferio norte, a las 12.00h del mediodía sabemos que el sol está en la posición sur. Si nos posicionamos frente al astro, nos bastará con colocar una de las manillas principales en su dirección. De este modo, sabremos que el Norte se encuentra a nuestra espalda, el Este a nuestra izquierda y el Oeste hacia la derecha. Este invento a mi hija le encanta, y es algo que enseguida compartió con gran ilusión con sus amiguitos del colegio.

Sin embargo, por la noche, hay que localizar a la Estrella Polar (en la constelación de la Osa Menor), la más brillante del Universo que siempre nos indica el norte. Por tanto, tendremos que localizar la estrella Polar y colocaremos la punta principal de la cruz en su dirección, para saber dónde se encuentran los restantes puntos de la geografía (Sur, Este y Oeste). Si estuviésemos en el hemisferio Sur, tu punto de referencia será la constelación de la Cruz del Sur, que como su nombre indica, nos marca el Sur. El resto de puntos ya sabes dónde se encuentran.

Así que ya saben, no sólo son joyas artesanas, son herramientas de la vida cotidiana que acompañan a los pueblos seminómadas en sus traslados y les guían a través de condiciones extremas como son los mares de arena.

Respecto a la joyería propiamente dicha, son las mujeres las portadoras de la misma, ya que son las guardianas por excelencia de las aldeas, de los niños y las familias. Sus amuletos son protectores de los espíritus del inframundo. El Islam se abrió camino entre los Amazigh, pero ellos nunca perdieron su mundo de creencias mágicas del más allá.

Los Broches Bereber

Fíbulas

Joyería típica Amazigh son las fíbulas: broches con hebilla con una aguja en un extremo, para sujetar la ropa. Hay diferentes tipos, según la zona geográfica o la edad y estado civil de las mujeres que las usan.

Khomeissa

La khomeïssa tiene la forma de una mano estilizada, o amuleto como el hamsa. Se dice que protege contra el mal de ojo y atrae la buena fortuna. En el fondo, tiene el mismo concepto que la mano más representativa que la mayoría de nosotros conocemos como hamsa.

Normalmente está formada por triángulos entrelazados e inscripciones que brindarán esa buena suerte y protección a quien lo lleve. Por tanto, su función principal es la «protección del usuario». Esta clase de aderezos nos remite a los tuareg del Hoggar y a los de Malí. Los primeros las hacen de plata, los de Malí recurren a conchas de molusco para confeccionar los cinco rombos característicos que recuerdan los cinco dedos de la «mano de Fátima. No olvidemos que su nombre, khomeïssa, es por otra parte una deformación del número khamsa, «cinco» en árabe.

Khomeïssa es el también el hogar, tanto físico como vital. El refugio desde el cual nace la sociedad nómada y la descendencia. En conclusión: el linaje.

Hay un dicho tuareg/amazigh que dice que “una mujer tuareg preferiría andar desnuda que sin una “khomeïssa”. Como habéis podido ver hasta aquí, la joyería bereber tiene una función específica en el estilo de vida de estas comunidades, que buscan sentirse protegidos del entorno hostil en el que habitan, dadas sus temperaturas extremas y prolongadas sequías.

Los colgantes Bereber

Colgantes «terawt»

La joyería Amazigh se caracteriza por sus formas geométricas. El círculo que no se cierra simboliza el camino cíclico de los nómadas Tuaregs, y las ruedas simbolizan los ritos solares y lunares.

Bandera y escudo Amazigh | Mysid | Wikimedia

El terawt , un gran colgante pectoral es llevado por las mujeres en las grandes festividades. Consta de una cajita plana triangular obtenida por martilleo, labrado y troquelado; (la terawt propiamente dicha), cuya función tradicional, era contener mensajes con versículos del Corán. Es también una especie de amuleto de la buena suerte.

Colgantes «shirawt»

Se trata de colgantes del mismo tipo que los precedentes, aunque proceden esencialmente de Níger. Estos amuletos van desde el modelo más «clásico» hasta los ejemplares de mayor «fantasía», con la incorporación de metales como el cobre o el latón o materiales como el vidrio (espejos)

El Hombre Libre

La letra llamada yaz, es una letra del alfabeto amazigh, el Tifinagh. Se dice que Tifinagh, se desarrolló alrededor del año 500 a.C., por los fenicios. Es muy posible que sea mucho más antiguo, ya que se ha encontrado escritura Tifinagh en rocas que datan de hace 3.000 años o más. El yaz es el símbolo de la lengua y la cultura amazigh (bereber), un símbolo del «hombre libre». A su vez el yaz (ⵣ) representa un símbolo también filosófico que ilustra la liberación del Hombre de todas sus cadenas. Es su símbolo más importante, de hecho, ellos mismos se autodenominan Personas Libres o Nobles. Y, por cierto, este símbolo africano también está incluido en su bandera coloreado en rojo, en representación de la vida y la resistencia.

¿Por qué los amazigh llevan tatuajes?

Los tatuajes siempre han acompañado a todas las tribus del planeta como señas de identidad importantes, tanto a nivel cultural como ancestral.

Los tatuajes faciales tradicionales bereberes (amazigh) son un fenómeno social que formaba parte integral de las costumbres y tradiciones bereberes. Los tatuajes identifican a los miembros de diferentes tribus, además de comunicar el cuerpo humano con el mundo espiritual.

«Baraka» es la energía sobrenatural que reside en todo lo que existe. Los diseños Amazigh retienen esa energía sagrada y bloquean las energías negativas como los males de ojo. Esto se refleja en cada tatuaje, y por supuesto en cada joya.

Muchos tatuajes se sitúan cerca de los orificios corporales (sitios vulnerables) como boca, nariz u ombligo, y también los pies (en contacto con la Tierra).

Las mujeres Amazigh son las guardianas, tanto del legado como las protectoras de animales, niños y hogares. Por ello son las responsables de las prácticas de rituales mágicos que salvaguardan la vida.

Muchos diseños de tatuajes son complejos, y simbolizan la protección, como la cruz en la nariz o debajo de la boca, cuando nace un niño tras la muerte de algún hermano mayor. También es común tatuar la cara de la novia antes de casarse. Estos tatuajes cuentan su propia historia, sus características, sus orígenes.

Los tatuajes Amazigh suelen tener formas geométricas, líneas, ángulos y puntos, relacionados son simbología estelar, elementos de la naturaleza, y caligrafía tamazigh. Muestran los eventos más importantes de la vida de hombres y mujeres y de su comunidad. Las ancianas tatuadoras son capaces de saber mucho acerca de cada persona sólo con observar sus tatuajes.

Os invito a investigar más sobre los amazigh.