Según los registros históricos, durante los últimos 2.000 años, ha habido 40 inviernos severos en Estambul acompañados de congelación del Bósforo y el Cuerno de Oro, y de masas de hielo arrastradas desde el Mar Negro.

Sólo he visto nevar una vez en Estambul, de modo sorpresivo y totalmente inesperado pues estábamos ya entrando en el mes de abril y casi esperando ver los primeros signos de llegada de la primavera a la ciudad. Al margen de nuestra falta de previsión, recuerdo que el esponjoso manto nevado parecía llenar de poesía cada rincón de la ciudad pero también de melancolía y de belleza inesperada, inmersa la gran urbe en una extraña quietud que parecía amortiguar los sonidos del tráfico y del bullicio de la ciudad.

 

La historia helada de Estambul

Durante los dos últimos milenios, se han reportado 14 eventos de congelamiento solo en el Mar Negro. El Bósforo se ha congelado totalmente 12 veces y parcialmente 6 veces. El Cuerno de Oro ha sido totalmente congelado 15 veces y 6 veces parcialmente congelado.

En febrero de 1954, la vía de agua de la ciudad se congeló. Los bloques de hielo del río Danubio atravesaron el Mar Negro, acumulándose en el Bósforo y el Cuerno de Oro y deteniendo el tráfico marítimo. Aunque el gobierno de Estambul prohibió caminar sobre las aguas heladas esto no impidió que muchos estambulinos hicieran caso omiso y se atreviesen a dar un arriesgado paseo por el estrecho helado posando sobre los bloques de hielo. 3.420 metros en el punto más ancho y 700 metros en su punto más estrecho son las medidas del canal que divide la ciudad y que la Convención de Montreux sobre el Régimen del Estrecho de julio de 1936 considera una ruta marítima internacional. Turquía se reserva el derecho a restringir el tráfico naval de las naciones que no pertenecen al Mar Negro.

El estrecho natural en forma de S entre el Mar Egeo y el Mar Negro conecta los dos mares a la vez que une los dos continentes. Las autoridades locales consideraron incluso el uso de la dinamita para despejar el «pasaje del buey», como se le conoce en la mitología griega o Bogazici en turco, pues cuando las aguas se congelaron, impidiendo que las embarcaciones navegaran por el complicado estrecho, los barcos quedaron en él atrapados. Sin embargo, no fue necesario tomar ninguna medida tan drástica porque los bloques de hielo se derritieron rápidamente. Mientras tanto, y por lo que las fotografías en blanco y negro de la época nos muestran, la gente decidió divertirse.

Esto que relato, que puede sonar hasta novelesco, no deja de ser una anécdota, pero no es un hecho aislado, en los siglos pasados ocurría de vez en cuando como adelantaba en la introducción. El clima de esta región está fuertemente influenciado por el Sistema de Altas Presiones de Siberia durante el invierno. El Bósforo helado durante los períodos fríos más recientes (siglo XVII hasta el XX) se puede explicar por la interacción de la Oscilación del Atlántico Norte y los Sistemas de Altas Presiones de Siberia.

El historiador Necdet Sakaoğlu informó sobre un invierno mortal de un mes en 1573 seguido de otros dos en similares en 1621 y en 1754. Los elocuentes relatos literarios de la época describen el Cuerno de Oro helado, las nieves incesantes y el hielo que cubre la distancia desde Üsküdar en el lado asiático hasta Sarayburnu en el lado europeo.

Visitando el antiguo restaurante local del Sr Çelebi en Arnavutköy, pudimos disfrutar de una serie de antiguas fotos enmarcadas con mimo que colgaban de una de las paredes de su establecimiento y que eran, precisamente de la helada del Bósforo de 1954, mostrando que si bien eran eventos que ocurrían cada algunas décadas, muchos de los estambulinos de una cierta edad, como él, habían vivido alguno de estos excepcionales eventos atmosféricos.

Según el geólogo Vural Yavuz, de la Universidad turco-germana, quien ha estudiado el tema en profundidad, la ciudad tiene constancia de estos numerosos eventos desde  los tiempos de Herodoto, s.V a.c. Anteriores en el tiempo, se habla de cuatro periodos fríos que son más o menos coetáneos con las fases de avance glacial en el hemisferio norte. El cuarto período frío,  que coincide con la Pequeña Edad del Hielo, comenzó a principios del siglo XVII y ha durado hasta nuestros días caracterizado por inviernos severos, sin embargo, la intensidad del frío invernal ha disminuido gradualmente durante este intervalo. Centrándonos solo en los eventos más contemporáneos, digamos de los últimos 100-150 años, el invierno más severo ocurrió en 1928. El Cuerno de Oro estaba parcialmente congelado y se observaron icebergs en el Bósforo. Nuevamente, en 1929, una parte del mar se congeló y las masas de hielo fueron arrastradas desde el Mar Negro y acumuladas en el Bósforo debido a los fuertes vientos del este que soplan durante los inviernos severos.

La última helada en el Bósforo fue durante el segundo invierno de la joven República Turca en 1954. La mañana del 25 de febrero, los estambulinos se despertaron con una gran sorpresa: las masas de hielo provenientes del Danubio, se acumularon en el Bósforo impidiendo el tráfico marítimo durante varios días. Fotos antiguas lo atestiguan, grandes masas de hielo flotando en el Bósforo y los lugareños disfrutando de la belleza nevada de la ciudad.

Tabla de Heladas en el Bósforo entre 1840 y 1960
Tabla de Heladas en el Bósforo entre 1840 y 1960

Un invierno paralizante más reciente afectó a Estambul en marzo de 1987. Hay un dicho que muchos lugareños turcos ponen en práctica que dice algo así como «Nunca arrojes una nube hasta que termine mayo». Esto viene a decir que hay que estar preparados para lo impredecible climatológicamente hablando hasta que llega la primavera. Ese año 1987 se midieron más de 60 centímetros de nieve en Estambul, lo que muchos de los residentes de la ciudad aún recuerdan. La nevada azotó Estambul durante aproximadamente dos semanas y afectó a muchas áreas de la ciudad que quedaron aisladas. El titular de un periódico local recoge: «Yüzyıldır böylesini görmedik ‘» (No hemos visto nada de eso durante un siglo) mientras que en otro se leía «Istanbul’da kar paniği sürüyor» (Estambul en un estado de pánico por la nieve).

Así pues, podemos estar o no preparados para la nieve en Estambul, pero lo que deben recordar tanto los amantes de los días nevados como los que los odian es que Estambul se ve aún más hermosa bajo la nieve.