Dos meses y diez días después del fin del Ramadán, se celebra en todos los países del mundo musulmán la conocida como “Fiesta del Cordero” o “Fiesta del Sacrificio”. Es una fiesta que dura tres días y que este año comienza el 9 de julio.
Les propongo profundizar un poco en su significado y en sus orígenes.
La Fiesta del cordero es el equivalente a la Pascua cristiana y es, por tanto, la mayor fiesta del mundo islámico, celebrada cada año por más de 1.570 millones de musulmanes alrededor del mundo. Al igual que ocurre con la Semana Santa o Pascua del calendario religioso cristiano, no tiene una fecha fija establecida pues depende del final del mes de Ramadán, cuyas fechas se basan en cálculos lunares que varían de un año a otro.
Esta festividad comienza el décimo día del último mes del calendario islámico, en el mes de Dhu Al-Hijjah, que es uno de los periodos más sagrados del calendario musulmán puesto que es la fecha en la que se produce la gran peregrinación a La Meca o Hajj. El Hajj es uno de los cinco pilares del islam y en 2022 se celebrará entre el 7 y 12 de julio.
¿Qué se celebra?
Pues el origen de esta festividad se encuentra en el Corán y en la Biblia, en el que se cuenta cómo Abraham, como prueba de su fe hacia Dios, estuvo dispuesto a sacrificar a su propio hijo Ismael. En la Biblia, que también narra esta escena, al joven Ismael se le conoce como Isaac. Según la tradición, Alá finalmente fue clemente con él y paró en el último momento el brazo de Abraham cuando se disponía a cortarle el cuello a su primogénito. Como agradecimiento a la clemencia de Dios, Abraham sacrificó en su lugar a un cordero en lugar de a su hijo.
En cualquier caso, este mismo pasaje sirve también como base para festividades importantes de las otras dos religiones monoteístas surgidas en el Medio Oriente: la Pascua o Pésaj de los judíos, y la Semana Santa de los cristianos, en donde el sacrificio en la cruz de Jesús, el Cordero de Dios, significa la actualización del relato de Abraham.
Los musulmanes reproducen la escena anualmente con dos objetivos: rememorar el sometimiento a Dios, pero a su vez reconocer la bondad del mismo.
¿Cómo se celebra?
Siguiendo con la tradición de Abraham, cada familia que pueda permitírselo sacrifica un cordero. Éste debe ser macho, adulto, sano y debe ser sacrificado por el patriarca de la familia. Pero no es el único animal que se puede sacrificar, puede ser una vaca, un toro, una cabra, una ternera e incluso un camello.
Esta fiesta es más que un acontecimiento religioso, es también la ocasión para encontrarse con la familia y los allegados, y también es sinónimo de reparto y de generosidad hacia los pobres.
Los musulmanes se intercambian regalos, decoran su casa y se elaboran recetas típicas de la gastronomía para las reuniones familiares. Entre ellas, los platos con la carne del animal del sacrificio. Podríamos perfectamente equiparar su simbología con lo que para la comunidad cristiana es la Navidad, pues es un momento donde toda la familia se une para agradecer a su Dios.
El sacrificio
En las ciudades los animales se sacrifican en los mataderos por matarifes cualificados siguiendo el rito halal, y es tras el rezo de la mañana que las familias, vistiendo sus mejores galas pasan a recoger al cordero ya sacrificado.
En las comunidades rurales a lo largo del mundo, esto es distinto. En algunas partes del Medio Oriente esto se hará en grandes áreas abiertas, en las azoteas de las casas o incluso en las calles. El patriarca de la familia, generalmente será el encargado de cortar el cuello al animal, realizando un corte rápido y profundo en la yugular y la glotis para provocar la muerte súbita del cordero. Se ha de hacer mirando hacia la Meca, y se espera a que éste se desangre por completo antes de distribuirlo siguiendo así la costumbre musulmana.
Las familias solo reservan un tercio del animal para elaborar sus platos, el resto lo reparten entre sus familiares, vecinos, amigos y conocidos que no hayan tenido recursos para adquirir el cordero y también para los más necesitados.
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