Hoy os escribo sobre un edificio modernista de la península histórica de Estambul, el Vlora Han (en la esquina de la calle Vasif Çınar con la calle Fincancılar, justo al otro lado de la oficina de correos), la única obra destacable de la corriente Art Nouveau que se puede contemplar en el viejo Estambul, en concreto en Eminönü, cerca de la antigua estación de trenes de Sirkeci.
Este edificio, que durante décadas ha sido un edificio comercial, hoy se encuentra bastante degradado y pidiendo a gritos un poco de atención y rehabilitación que le devuelva su original belleza y le libere de los horribles carteles y anuncios de su fachada, de los aparatos de aire acondicionado, y de las alteraciones sufridas en sus escaparates y terrazas superiores cubiertas con espantosos tejados de uralita. A pesar de lo sucia que luce la fachada (durante años recibió los humos de la estación de Sirkeci) y de lo destartalado que está, aún destaca por su elegancia y por la distribución inhabitual de su decoración floral de capullos de rosa y tallos entrelazados esculpidos en piedra que parecen reptar por la fachada hasta hacerse maraña en las plantas más altas junto con la delicada geometría de espléndidas barandillas curvas de hierro forjado. En la parte delantera tiene ventanales y balcones. Los laterales sin embargo, no tienen balcones, sólo elegantes barandas.
La autoría del mismo no está clara. Por su parecido con la magnífica Casa Botter algunas fuentes lo atribuyen al arquitecto italiano Raimondo D´Aronco, que llegó a Constantinopla en 1893 como superintendente de obras públicas al servicio del sultán Abdul Hamid II para que diseñara los pabellones donde se festejarían los veinte años de su ascensión al trono. D´Aronco introdujo el Art Nouveau por primera vez en la ciudad y es considerado el arquitecto modernista por antonomasia de Estambul. La obra de los pabellones nunca se pudo llevar a cabo por la devastación que causó el terremoto que asoló la ciudad en 1894, D´Aronco fue entonces nombrado arquitecto jefe del imperio otomano, a las órdenes directas del sultán para reconstruir todo tipo de edificaciones dañadas por el terremoto y los planes iniciales quedaron en el olvido.
Aunque el Art Nouveau se consideró en un principio por los intelectuales de la época como una afectación pretenciosa importada de Europa, el movimiento pronto se integró con la propia tradición arquitectónica de la ciudad. Dado que la única burguesía residente en la ciudad que podía tener poderío económico suficiente y nivel cultural para comprender y apreciar la nueva estética era la burguesía levantina, las obras más sobresalientes se comienzan a construir en la zona de la ciudad en que estos vivían y tenían sus negocios, en un ambiente occidental que acabaría irradiándose a toda la ciudad, los barrios de Pera, Gálata, Besiktas, Beyoglu, Nishantasi…etc. Entre 1905-1914 el modernismo alcanzó plena aceptación en la capital otomana y decenas de edificios se construyeron siguiendo esta estética. Edificios que se pueden ver jalonando la Avenida Istiklal y que eran la sede de las numerosas embajadas europeas.
D’Aronco hizo uso creativo de las formas y los motivos de la arquitectura islámica para crear modernos edificios de la ciudad. Las obras de D´Aronco más importantes de la ciudad incluyen varios edificios del Palacio de Yildiz, la Casa Botter en la avenida Istiklal (construida para el sastre holandés del sultán, Jean Botter, en 1901) la residencia de verano del embajador de Italia en el Bósforo, reconstruida en 1905, y panteón del jeque Zafir en el barrio de Besiktas entre otras.
Las famosas escaleras de Camondo en Karaköy (Galata, cerca de la calle de los bancos ) son un bello ejemplo de arquitectura Art Nouveau construido por descendientes de los judíos sefardíes expulsados de España, la familia Camondo. Otros ejemplos destacados son el Hidiv Kasrı (palacio del jedive construido por el arquitecto italiano Delfo Seminati ) en el lado asiático del Bósforo, y el Frej Apartmani en el barrio de Beyoglu Şişhane construido por una acaudaladísima familia cristiana de Beirut, en vías de reconvertirse en hotel. Además se construyeron numerosos palacios y mansiones en la ciudad propiamente dicha y en las Islas Príncipe.
Hace algunos años, un jurado del diario Hürriyet hizo un a lista con los diez edificios más bellos de arquitectura Art Nouveau en Estambul. El Vlora Han ocupaba la sexta posición. Es la única obra destacable en el viejo Estambul, y por ello simplemente creo que los propietarios deberían darse cuenta de su gran valor y de hacer el esfuerzo de recuperarlo.
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2 Comments
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Muy buen artículo de una de las joyas olvidadas de Estambul, a veces cuando caminamos nos dejamos en el tintero cientos de edificios llenos de arte o de historia como este.
Una pena su estado, no se porque no existe una fuerte inversión en Eminonu la verdad que existen muchos edificios que lucen sucios y feos, los humos de la estación de trenes afecto mucho pero la desidia de los propietarios también.
un beso
Sí, creo que la desidia hace mucho más daño. Desconozco a quien pertenece el edificio y si disponen de los medios para llevar a cabo la renovación del mismo pero lo que es seguro es que si lo recuperasen podrían revalorizar su inversión hasta el infinito. Tal y como está ni se pueden cobrar alquileres decentes ni mantenerlo, sólo verlo morir lentamente.
Saludos Miguel ÁNgel