No sólo el museo de Santa Sofía volvió a convertirse a golpe de decretazo en mezquita en Turquía. Otro museo de gran valor por su relevancia histórica y artística, obra cumbre del arte bizantino como es la Iglesia de San Salvador de Chora o Cora (como prefieran) siguió los mismos pasos que la antaño catedral bizantina. El Consejo de Estado turco, que es el tribunal administrativo más alto de Turquía, ordenó el 11/11/2019 su reconversión en una mezquita. por decreto presidencial y fue promulgado en el Boletín Oficial el 21/08/2020.

No es este post para discutir, ni tan si quiera para polemizar sobre esas inesperadas decisiones, ya que no parecen tener marcha atrás. Todos nos hemos sorprendido por igual y hemos pensado que dichas decisiones no contribuyen a la concordia ni a la armonía entre credos ni civilizaciones. Tras esos orquestados movimientos políticos, no obstante, cabe pensar en que el rumbo de Turquía la está llevando a echar por tierra los logros conseguidos por esa figura contemporánea reconocida como “padre de los turcos” (Atatürk) clave en la historia de Turquía y en la que tanto dice inspirarse su presidente.
Dicho esto, os voy a explicar por qué la Iglesia de San Salvador o la Mezquita de Kariye han de estar en vuestro itinerario turístico.

 

El barrio de Balat

Lo primero que tenéis que saber es que el templo se haya en una zona que no es la más turística de la ciudad. Ciertamente, en los últimos dos o tres años se ha convertido en un lugar de paso para todos esos instagrammers recalcitrantes interesados tan solo en hacerse la colorida foto de las casas otomanas de madera. Pero dudo mucho de que ellos le encuentren mayor atractivo aparte de la foto. No tiene mucho de interés puramente turístico a su alrededor. No hay tiendas, restaurantes, hoteles o casas de cambio de divisas para los turistas si es eso lo que buscáis.

Ubicado en el popular y destartalado vecindario de Edirnekapi, para llegar allí en transporte público tendréis que hacer transbordos en tranvía, metro, bus o tomar un taxi. La iglesia de Chora está situada intramuros de la histórica muralla de Teodosio y cerca de una de sus puertas. Precisamente, el sector donde se halla el punto en que los otomanos hicieron brecha y penetraron en Constantinopla en 1453.

Si hacéis este viaje para visitar la iglesia de Chora, iréis prácticamente para eso, pero incluso así, no puedo dejar de recomendarlo. Los mosaicos y frescos que adornan sus paredes y techos son deslumbrantes y harán que el esfuerzo valga la pena. Además el barrio es un laberinto que alberga alguno de los monumentos bizantinos más importantes de la ciudad, como el Palacio de los Porfirogenetas o la Iglesia de Pammakaristos (o Fethiye Camii). También la Iglesia de Constantino Lips, (hoy mezquita Fenari Isa), o la Iglesia de San Esteban de los Búlgaros, se encuentran cerca de aquí. Esconde también numerosas iglesias cristianas, y una histórica sinagoga. La sinagoga de Ahrida, la más antigua de Estambul.

El barrio de Balat fue antaño el barrio hebreo de la ciudad, alcanzando un gran desarrollo con la llegada de otras minorías como la comunidad sefardita (tras su expulsión de España por los Reyes Católicos) los armenios y los griegos.
Balat y sus empinadas callejuelas nos muestran otro Estambul, más real, más tradicional, menos bullicioso, menos europeo. Un barrio que se funde con el vecindario de Fener, de modo que la gente desconoce cuando realmente se encuentra en uno u otro. Estoy de acuerdo con mi amigo Miguel Angel Soliño en que “El Balat antiguo, sigue siendo un gran desconocido para los turistas, un vecindario donde no existen esas famosas y mal etiquetadas casas de colores, pero que es sin duda uno de los barrios más emblemáticos e interesantes de Estambul.”

Si estás interesado en la historia de Estambul desde la época romana tardía hasta los períodos contemporáneos, esta es una buena excursión.

 

La belleza está en el interior

El nombre «Kariye» viene de la antigua palabra griega «Khora», que significa campo, porque la antigua iglesia y el monasterio permanecieron fuera de las murallas de tierra de Constantinopla, en la esquina norte de la ciudad. Esta zona se convirtió en un centro de actividad a finales del período bizantino, ya que estaba cerca del Palacio Blachernae, la principal residencia imperial.

La Iglesia de Chora fue construida durante el reinado del emperador Justiniano en el siglo IV. Estaba dedicado a Cristo Salvador. Y es, uno de los mayores tesoros de Estambul, una vez fue la iglesia principal del monasterio bizantino de Chora, fue Museo desde 1948 y ahora vuelve a ser mezquita.

Las reparaciones y adiciones han cambiado considerablemente el plano original. El edificio actual es del siglo XIV. Después de la conquista otomana en 1453, el centro de actividad se desplazó hacia el final de la península histórica, alrededor del Palacio de Topkapi, y la iglesia de Chora se convirtió en una mezquita de barrio casi olvidada por todos.

A lo largo de los primeros siglos otomanos, su decoración permaneció descubierta y, de hecho, nunca se llegó a cubrir por completo. Los frescos se blanquearon, se quitaron algunos de los mosaicos inferiores, pero los mosaicos de la cúpula permanecieron visibles y algunos de los paneles de las paredes se cubrieron con puertas de madera, que se abrían a los visitantes con una pequeña propina.

Cuando el Instituto Bizantino de América emprendió su extenso programa de limpieza y consolidación entre 1948 y 1960, se descubrió que los mosaicos y frescos supervivientes estaban en perfectas condiciones. Sin embargo, el rápido crecimiento de la población de Estambul ha aumentado los niveles de contaminación en toda la ciudad y el trasiego de visitantes han alterado el nivel de humedad del edificio, que puede decirse que ahora mismo necesita “atención médica urgente”- cosa que ha sido escuchada por las autoridades porque el edificio está parcialmente bajo trabajos de conservación en estos momentos.

 

Theodore Metochites

Chora debe sus admirables frescos y mosaicos del siglo XIV a Theodoros Metokhites, que no solo fue un político poderoso y el más gran erudito de su época, sino que también era fabulosamente rico: el mecenas ideal para un proyecto como la Kariye. Construida y decorada entre 1316 y 1321, y enmarcada en el llamado Renacimiento Paleólogo la Kariye está estructurada como un vasto poema épico. Los frescos con una vívida narrativa representan escenas importantes de la teología cristiana.

En el nártex exterior (generalmente la sección de entrada occidental en la basílica e iglesias romanas orientales), hay mosaicos sobre la vida de Jesucristo y en el nártex interior sobre la vida de la Virgen María. En la capilla anexa o Paraclesion la representación se centra en la Anástasis (o resurrección) y se centra en la salvación de la humanidad, la resurrección de Cristo y de Lázaro, y el Juicio Final. Al fondo del Paraclesion, en el ábside, Jesús con túnica blanca y en mandorla libera a Adán y Eva de sus sepulcro y los lleva a la vida eterna.

Kariye es el equivalente bizantino del posmodernismo, ya que rompe todas las reglas previas, pero hay que decir que lo hace de una manera tan deliciosa que apenas nos damos cuenta. Como monumento clave del arte y la arquitectura bizantinos tardíos, no hay absolutamente nada que se pueda comparar con él en Estambul ni en ningún otro lugar que yo conozca.

Las guías se empeñan en señalar la coincidencia y contemporaneidad de Kariye con la obra de Giotto, como si necesitáramos el Renacimiento italiano del treccento para apreciar y dar valor al arte bizantino. Ciertamente, hay similitudes en ambos, pero el artista bizantino (desconocido, por cierto) trabajó de manera diferente a su homólogo italiano.

Mientras que la perspectiva de Giotto nos hace pensar que sus escenas aparecen como vistas a través de una ventana, en un espacio más allá del plano de la imagen, para el artista bizantino, el espacio pictórico y el espacio ocupado por el espectador son lo mismo. Por ello, las escenas del Kariye tienen un mayor sentido de inmediatez y, por lo tanto, son más atractivas .

Además, su escenario del arte no son las paredes planas de la típica iglesia italiana, sino más bien una serie de pequeños espacios estrechamente entrelazados, en los que la forma arquitectónica y la decoración encajan perfectamente. La narrativa, y las conexiones visuales y temáticas entre las escenas nos llevan de un espacio a otro.

Nota:

Actualmente el edificio se encuentra parcialmente en restauración. Es decir, están trabajando por estancias dejando el resto del edificio abierto a los visitantes.

En junio de 2021 la parte en restauración era la nave, o cuerpo principal de la iglesia, que estaba cerrada en ese momento. Con la mayoría de los mosaicos ubicados en el nártex, la mezquita aún merece una visita. La nave contiene tres mosaicos, pero solo los del nártex ya valen el viaje.  Eventualmente cambiarán sus trabajos al nártex. Cuando el nártex esté cerrado, puede que no valga la pena visitar Chora hasta que se haya completado esa etapa.

¿Donde?

Dirección: Dervişali, Kariye Cami Sk. No:18, 34087 Fatih/İstanbul, Turkey

Entrada: gratuita. Chequear las horas de rezo ya que en esas horas no está permitido el acceso turístico.

¿Cómo llegar?

Desde Sultanahmet, tomando el tranvía T1 hasta la estación de Topkapi. Transfer a la línea T4 y bajada en Edirnekapi. Desde aquí se encuentra a unos 10 minutos a pie de la iglesia de Chora