Hoy traigo una entrada para los amantes de las leyendas y los misterios bíblicos. Como columna vertebral de ellas el telón de fondo de Turquía, un territorio en el que encontramos el reconocido como primer templo de la humanidad en Göbeklitepe, o el monte Ararat, donde desde hace más de cien años se busca algún vestigio del Arca de Noé. Sin olvidar que figuras religiosas o trascendentales, desde Abraham hasta San Nicolás, vivieron en la región.

Donde descansa el arca de Noé

La historia del Arca de Noé, sigue siendo hoy día la búsqueda del “Arca perdida”, no la de la alianza, como en la película de aventuras de Spielberg, sino, obviamente, la de Noé.

Es ampliamente aceptado en el cristianismo que el Arca de Noé, tras flotar durante 40 días tras el gran diluvio, encalló en el monte Ararat, al comenzar las aguas a retirarse. Sin embargo, no es exclusivo de la Biblia el relato de un fin del mundo por inundación y un nuevo renacer. Esta misma historia es narrada por otros pueblos de la antigüedad como los caldeos, en unas tablillas custodiadas en el museo británico desde 1844. Cuando Austen Henry Layard encontró, en 1844, las ruinas del palacio asirio de Nínive, no podía sospechar que entre ellas iba a aparecer el primer relato del arca de Noé.

O por los babilonios, en las excavaciones de la antigua ciudad de Ur, al sur de Mesopotamia (hoy Irak), se hallaron en 1854 restos de una civilización presumeria bajo una gran capa de lodo de cuatro metros de espesor, lo que demuestra que algo así pudo suceder. Los babilonios buscaron una explicación divina a aquella terrible inundación achacándolo al hartazgo de los dioses ante unos hombres empeñados en igualase a ellos.

¿Dónde?

El Monte Ararat, tal y como es denominado en la Biblia -los turcos lo llaman «La Gran Montaña del Dolor»- es un macizo de más de 5.100 metros de altitud situado muy cerca de la llamada «cuádruple frontera» entre Turquía, Irán, Armenia y el enclave de Najichevan, que es territorio de Azerbayán. Es un volcán inactivo cuya cima se encuentra cubierta de nieves perpetuas y constituye el pico más alto de Turquía. Pero Ararat es también el símbolo nacional del pueblo armenio, que se denomina así mismo Hayastan, «la tierra de los hijos de Hayk», uno de los hijos de Noé. Sin embargo, tras el establecimiento de la frontera de Turquía con la Armenia soviética en 1921, el Ararat quedó en el lado turco, para desconsuelo del pueblo armenio. Hasta hace poco se trataba de una zona militar reservada, en la que operaba la guerrilla kurda del PKK.

Sin embargo, según el Corán, se afirma que el arca se detuvo en el monte Judi, cerca de la frontera con Siria e Irak, a unos 300 kilómetros de aquí, pero en la misma zona.

No hace falta decir que una historia como esta ha hecho que investigadores y caza recompensas lleven desde el siglo XIX peinando la zona a la búsqueda de algún vestigio de la supuesta embarcación, incluida la promovida por el zar ruso Nicolás II, que en 1916 supuestamente consiguió su objetivo, (aunque las pruebas se perdieron durante la Revolución de Octubre del año siguiente).

Los creacionistas han afirmado durante mucho tiempo que el legendario arca de Noé está enterrada debajo del lugar rocoso, conocido como el sitio de Durupınar. De hecho, en 1959 se descubrió una estructura que por su forma, efectivamente podía cuadrar con lo que suponemos era el arca de Noé. Sin embargo, los geólogos afirmaron que el perfil montañoso en el que cualquiera puede reconocer una silueta propia de un barco, es simplemente una formación montañosa inusual.

Las técnicas son cada vez más sofisticadas por lo que el monte se puede decir que en las próximas décadas habrá sido mapeado. En 2017, Cem Sertesen, un ‘caza recompensas’ completó el documental «El arca de Noé» después de un proceso de 22 años. En él asegura que todo el barco está enterrado allí, insistiendo en la teoría (que recordemos ya fue descartada en su momento) de que el arca eran unas formaciones con forma de barco descubiertas hace medio siglo en Durupinar, en el este de Turquía.

Las nuevas imágenes, ahora tridimensionales y tomadas a través de impulsos eléctricos subterráneos han abierto de nuevo el debate sobre el Arca de Noé. Según el propio Sertesen «han dibujado todo el contorno de la nave». Lo único que parece claro a ciencia cierta es que “Es un barco, pero es demasiado pronto para que se le llame el Arca de Noé”.

Entre otras cosas, si me permiten el inciso, porque en la biblia nunca se dice que dicho arca tuviese forma de barco, su intención, recordemos, no era la de poder navegar, sino la de flotar para ponerse a salvo del diluvio, y, de hecho, la palabra “arca” no tiene nada que ver con la de “nave”, hace más bien pensar en un cofre grande y estanco que en un barco. Pero, obviamente todo son solo especulaciones y solo el tiempo lo dirá.

La expedición más reciente de nacionalidad china- turca terminó en 2010 con la desaparición en la montaña del escocés Donald Mackenzie.

La falta de evidencias científicas ha convertido lo que era una leyenda bíblica en una simple cuestión de fe. Si el Ararat fue el puerto de destino del Arca de Noé es poco probable que alguna vez sea encontrada, ya que el monte es en realidad un volcán, y el arca fue construida de madera de gófer y resina, por lo que se habría quemado en la erupción de 1840.

No obstante, fundamentalistas bíblicos continúan explorando la región del Monte Ararat, y durante décadas hemos vivido los supuestos hallazgos publicados a bombo y platillo en la prensa sobre descubrimientos de partes de la mítica nave que han resultado ser falsificaciones o directamente no se ha podido demostrar su origen.

En 2007, activistas de Greenpeace instalaron una réplica de la nave en el monte Ararat, lugar donde la nave encalló, como símbolo de esperanza contra el cambio climático. Y esa ya sabemos todos que es falsa, no pretenden engañar a nadie.

Algunas curiosidades

Grabado original del Arca de Noé, adquirido en Estambul

¿A que no saben quién fue el fotógrafo encargado en 1959 de tomar las primeras fotografías del perfil que se sospechaba podía ser el arca?  Pues sí, el honor de tomar la primera fotografía del “Arca de Noé” y compartirla con el público mundial fue otorgado al legendario reportero gráfico turco-armenio Ara Güler quien tomo las imágenes aéreas desde un avión militar y dijo: «Si esta es la señal del Arca de Noé, es como ver a Dios allí abajo«.

Por otro lado, ¿Qué relación puede haber entre Walt Disney y este supuesto descubrimiento bíblico? Pues como estoy segura de que pocos lo sabrán, lo comparto. Disney envió una carta al capitán Ilhan Durupinar, el experto cartógrafo que fue quien descubrió los restos de lo que parece una nave en el monte Ararat y le ofreció invertir $ 50 millones en la región para hacer allí un parque temático.

Disney dijo en su carta: «El profeta Noé es aceptado por todas las religiones. Tu país se convertirá en el centro de visitas de toda la humanidad«.  Afortunadamente (en mi opinión), el sueño de Disney no se pudo realizar en ese momento debido a la situación política y social en Turquía.

Donde estuvo el paraíso terrenal

La historia de la Creación es uno de los textos esenciales de la cristiandad. «Y el Señor plantó un jardín en Edén, mirando al Este, y puso al hombre dentro». Según las sagradas escrituras, así comenzó todo, con Adán y Eva cubiertos por una hoja de parra y apaciblemente instalados en medio de un vergel, rodeados de árboles.

Los arqueólogos sospechan que Adán realmente existió y que, en la parábola del “pecado original” hay un trasfondo histórico de verdad. Geólogos y expertos climáticos creen que el paraíso era un lugar real y que el Antiguo Testamento contiene la guía que nos llevará hasta él.

Sobre todo, los investigadores del Neolítico (del 12000 al 4000 antes de Cristo) sospechan que la narración del primer libro de Moisés (Génesis) tiene un fundamento real. En las inmediaciones de Göbekli Tepe, que con las evidencias que tenemos hoy en día, fue el primer templo de la humanidad, se dan muchas coincidencias con la descripción que del paraíso terrenal se da en la Biblia. Sí, esta tierra de la dicha neolítica muestra un parecido asombroso con la patria de Adán y Eva.

Bajo la beneficiosa influencia del clima suave posterior a la era glacial, crecieron en esta zona grandes campos de cereales silvestres.  En el Génesis 2:15 se dice literalmente que Adán recibió el encargo de «cultivar y conservar» el Edén. Tenía que cuidar de los árboles y las plantas, como los pioneros del cultivo del cereal de Göbekli Tepe.

Además, hay que mencionar el hallazgo de una plaquita de esteatita hallada entre los guijarros de este santuario. Mide unos cuatro centímetros de alto y lleva grabados dos símbolos: un árbol y una serpiente. Pero hay otros paralelismos. En la búsqueda del jardín del Edén muchas de las pistas apuntan hacia aquí, a la alta Mesopotamia:

– Según Ezequiel 28:14, el jardín del Edén estaba emplazado en un monte sagrado, como Göbekli Tepe. Asimismo, este yacimiento se encuentra muy cerca de la ciudad de Urfa, donde la Biblia sitúa la gruta en la que nació Abraham apenas a dos kilómetros de distancia de este monte sacro prehistórico.  Según apunta el egiptólogo británico David Rohl en su libro Legend: The Genesis of Civilisation el paraíso se encontraba a orillas del lago Urmía, no muy lejos de Göbekli Tepe. Curiosamente cerca de ese lugar han aparecido figuras de arcilla cuyo origen se remonta en torno a 8500 a. C. «Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz aliento de vida...». Algunos arqueólogos sospechan que ese fragmento del Antiguo Testamento presenta ciertas similitudes con la industria de arcilla de la alta Mesopotamia.

– En el paraíso de la Biblia abundan fuentes de agua; en la cordillera de Tauro nacen más de una docena de ríos. «Y salía del Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro ramales«, dice el Génesis.

Así pues, ahora más que nunca, el territorio de Turquía aparece tener mucho más por desvelar, incluso en la arqueología bíblica, y, a medida que Göbekli Tepe vaya desvelando sus secretos, podremos saber si todas estas teorías con menor o mayor credibilidad se convierten en hechos demostrables.