La minúscula y remota población de Orchha emerge de entre las colinas y la densa vegetación como un espejismo. Esta tranquila villa alejada de las multitudes, el tráfico y la polución de la mayoría de las grandes ciudades del norte de La India está situada a una distancia de 16 km de Jhansi, y, era antiguamente la capital de la región de Bundelkhand, uno de los reinos más grandes de la India central. Resulta bastante curioso, que una población de estas características, cuyo nombre significa precisamente “escondida” pueda albergar, casi en medio de ningún sitio tantas construcciones impresionantes como las que vimos. Orchha es increíblemente rica en cultura y arquitectura y nos tenía reservadas muchas sorpresas, desde nuestro alojamiento en el hotel-palacio Amar Mahal, hasta los tesoros que esconde.

La visita a la antigua capital medieval de los Bundela, con sus palacios y templos del s. XVI y XVII es una experiencia muy gratificante, Orchha parece una postal de otro tiempo, cuya belleza ha sido preservada para la posteridad. Sus monumentos todavía conservan su encanto virgen y narran historias de guerra y paz, de amor y destrucción. Además algo que sin duda agradecerán los viajeros, es que las reducidas dimensiones de la villa permiten caminar sin tener que andar con cien ojos para no ser arrollado por el tráfico, y esto, viniendo de cualquier ciudad del Rajasthan ya es una experiencia nueva.
Quizás porque Orchha aún no es un lugar demasiado turístico, quizás porque es una población muy pequeña, puede decirse que la vida aquí fluye y gira en torno a las aguas cristalinas del río Betwa, cuyas orillas flanqueadas por los majestuosos Chattris reales ofrecen al visitante espectaculares e inolvidables puestas de sol. Al anochecer el interés se traslada al templo hinduista de Ram, donde observareis cuan vibrante sigue siendo el hinduismo hoy en día.

Pero sin duda, que una de las máximas atracciones de Orchha son los dos palacios, el Jahangir Mahal y el Raja Mahal.
Para llegar al Jahangir Mahal desde la plaza principal de Orchha, sólo hay que cruzar el puente de ocho arcos que se extiende sobre un profundo foso. Mientras el Raja Mahal se inspira en la arquitectura Bundela, el Jahangir Mahal es un excelente ejemplo de la arquitectura Mogol. En torno a un patio central cuadrado, los distintos niveles de habitaciones que lo rodean y la magnitud de toda la estructura son simplemente alucinantes. Es obligado subir a los niveles más altos para obtener las mejores vistas. Hacia el este, más allá de diversas construcciones en ruinas fluye el río Betwa. Las terrazas en el oeste y el norte del Jahangir Mahal dan la vista de pájaro de la ciudad y su territorio circundante.


Se cree que el Rey Bundela Bir Singh Deo tardó cerca de cuatro años en construir este impresionante edificio que finalmente sólo llegó a ser habitado un día por su amigo el emperador Mogol Jahangir. Los historiadores, sin embargo ponen en duda la veracidad de esta afirmación. La evidencia arqueológica descubierta en el palacio y sus alrededores apunta al hecho de que la construcción del palacio se inició durante el reinado de Akbar, mucho antes de Bir Singh Deo llegase al trono, quien posiblemente sólo continuó con su construcción.

La Leyenda dice que el príncipe Salim huyó de su casa por una disputa familiar con su padre y que al pasar por la India central, se encontró con este territorio gobernado por la tribu Rajputa de los feroces Bundelas. El jefe Bundela, Bir Singh Deo, fue muy hospitalario con él, proporcionándole un retiro en el que meditar y recapacitar. Gracias a esto, Salim olvidó las locuras del pasado y regresó a su casa. Esta ayuda prestada por los Bundelas ganó para Orchha un inigualable patrocinio real. Con sus arcas llenas, se construyeron palacios, templos y edificios que reflejan la arquitectura Bundela. Es un hecho que Bir Singh Deo completó el palacio y le dio el nombre de su patrón, el emperador Jahangir, quien había concedido anteriormente a Bir Singh Deo el título oficial de Maharaja.
Justo en frente de Jahangir Mahal hay un palacio mucho más antiguo conocido como Raj Mahal. Construido más o menos un siglo antes, se diferencia del Jahangir Mahal en la ausencia casi total de cúpulas. Otra característica importante del templo es que desde fuera parece de un solo piso, aunque en el interior está construido en cinco niveles. La gloria pasada de este palacio se puede adivinar por los restos de murales en ciertas partes del edificio.

Respecto a los templos, hay varios interesantes, mencionar el Templo Chaturbhuj, el templo Ram Raja y el templo de Lakshmi. Cuando se piensa en la escala, el más imponente de las muchas estructuras de Orchha es el Templo Chaturbhuj. Su imponente shikhara principal domina el paisaje y es visible en toda la zona. Pero la historia del templo es mucho más interesante que su notable arquitectura. Fue construido entre los años 1558 y 1573 por la Maharani Ganesh Kunwar, esposa del entonces gobernador de Orchha, Raja Madhukar para consagrar una imagen del dios Rama, el cual tenía cuatro brazos (chatur = cuatro y Bhuj = brazo); de ahí el nombre.

Pues bien, la leyenda dice que Rama visitó a la reina en sus sueños y le pidió que recuperase una imagen suya que estaba en Ayodhya y la consagrase en un templo en Orchha. Hubo, sin embargo, una advertencia: en el viaje de Ayodhya a Orchha, el ídolo no podía ser apoyado sobre el suelo. Cuando la reina terminó la construcción del gigantesco templo, se dispuso a cumplir los deseos del dios. La reina encontró la imagen y se dice que ella misma lo llevó todo el camino de vuelta sobre su cabeza. Cuando llegó a Orchha, puso el ídolo en la cocina de su palacio junto al nuevo templo para dormir una siesta sin reparar en que a pesar de que estaban en Orchha, el ídolo fue puesto sobre el suelo antes de llegar a su residencia definitiva, es decir, el nuevo templo. La deidad se había pegado misteriosamente en ese lugar y a pesar de todos los esfuerzos no pudieron levantar el ídolo del suelo de la cocina de nuevo. Al darse cuenta de su error, la reina pidió perdón y convirtió su palacio en un templo.

Hoy en día el palacio es conocido como el templo Ram Raja y se mantiene en muy alta estima por la población local, siendo el sitio más sagrado de Orchha y lugar de peregrinación muy popular para cientos de miles de visitantes de la India cada año. Esta estructura imponente, decorada en tonos rosas y naranjas vibrantes, se abre a un gran patio, donde los peregrinos acuden a adorar ídolos asociados con el señor Rama. Sin embargo, os preguntareis qué pasó con el impresionante Templo de Chaturbhuj, y la respuesta es que permaneció vacío. Hoy en día, la garbhagriha alberga a una deidad, pero la pompa y el esplendor de sus rituales se desvanecen en comparación con el del templo vecino al cual pudimos asistir a una puja nocturna.

Diríase que todo el pueblo se había congregado allí por el ambiente festivo que había. El suelo del patio estaba cubierto por una alfombra en movimiento de pequeños insectos negros voladores, diría que grillos y alguna especie de escarabajo, que venían atraídos por la potente luz de los focos del templo desde los campos. No había manera de sortearlos. Entramos descalzos, con los pies cubiertos por una especie de pinkies de plástico de esos que se usan en los hospitales y pisando sobre los crujientes bichos, una experiencia bastante desagradable. El ritual, dentro era parecido a las pujas que se hacen a pie del Ganges, con el fuego, el incienso el sonido de la caracola y las campanas.

Al día siguiente pudimos pasear sin prisas por el pueblo, recorrer el hotel y esperar la puesta de sol desde el río, sin duda uno de los momentos culminantes de nuestra estancia en Orchha por la serenidad y la belleza del lugar, con los cenotafios o chattris construidos para rendir homenaje a los antepasados muertos de los reyes Bundela. Hay 15 cenotafios en total, que se agrupan en un recinto ajardinado. Justo fuera de este recinto y en una isla en el propio río Betwa se encuentra el más grande, salvaje y distintivo de los chhatris de Orchha. El broche de oro a nuestro fugaz paso por Orchha.