Staycations,  Homecations, Holistay, Nesting… Poco a poco todas estas palabrejas anglosajonas se han ido colando con naturalidad en nuestras vidas. Hace algunos años quizás nadie perdería el tiempo hablando de ello pero hoy se oyen demasiado, así que creo que bien merece la pena indagar un poco en su significado, tanto textual como social.

Quizás por la situación incierta que vivimos debido a la pandemia del COVID, quizás porque nuestra maltrecha economía no nos permite gastar los reducidos recursos familiares viajar, en esta actividad que tanto bien nos hace y que ayuda a enfrentarnos al mundo con energías renovadas y pilas recargadas, el staycation se ha convertido en un producto de primera necesidad, que como tantas otras cosas parece que suena mejor o es más atractivo cuando le damos un toque anglosajón.

Como podrán ustedes solos determinar “-stay” y “-cations” hacen referencia a pasar unas vacaciones en casa, es decir, en el entorno en el que normalmente nos movemos habitualmente o ampliando algo más el perímetro pero sin pernoctar fuera de casa. En un término más amplio también se puede también aplicar a hacer turismo doméstico dentro del país. Pero no es un término nuevo, cada país tiene el suyo, les suena a los amigos chilenos “veranear en ventanas”, o a los venezolanos “veranear en playa seca” o a los mejicanos hacer “Acapulco en la azotea«? Todas estas expresiones aluden a unas vacaciones en casa.

Lejos de ser una mala idea, esta alternativa nos permite conocer nuestra ciudad (sí, cuantas veces nos sorprendemos al hablar con alguien que la ha visitado y ha visto muchas cosas que nosotros no conocemos, bien por falta de tiempo o de desconocimiento) al tiempo que se pueden disfrutar de unos días de relax sin hacer grandes planes ni inversiones, sin mover maletas o esperas en aeropuertos al tiempo que soportamos la economía local.

Sin embargo, la distancia entre las expectativas y la realidad nos pueden arruinar el descanso hogareño. La clave para no salir frustrados es elegir un plan y adoptar la actitud abierta y relajada de cuando estamos de vacaciones, intentar no hacer las mismas cosas que habitualmente haríamos y ser capaces de cambiar de estado mental sin cambiar de lugar.

Vivimos convencidos de que para ver cosas nuevas o interesantes es necesario viajar al extranjero, pero sean honestos y piensen en cuantas veces esto no es así. No me malinterpretéis, es y seguirá siendo fantástico viajar a lugares exóticos donde empaparnos de diferentes culturas. Sentir esas mariposas en el estómago a medida que se aproxima el soñado día D, y repasamos los documentos del viaje, el pasaporte, mil veces!.  Bucear en mares cálidos y cristalinos, degustar la gastronomía propia del país que visitemos o hacer senderismo en los parques naturales disfrutando del aire libre y el sol. Seguramente no sean actividades que puedan hacer cerca de casa. Pero no es menos cierto que con un poco de esfuerzo se puede experimentar cosas nuevas y emocionantes también cerca ella.

Hay quien elige libremente esta opción para sus vacaciones, personas que ya viajan mucho por temas laborales y que realmente lo que quieren es descansar y hacerse la vida fácil. Yo misma he optado por no moverme de casa para recuperar energías después de un año de muchos viajes. Sin embargo, la tónica general hoy es que no viajamos mayoritariamente por imposición, tanto sanitara como económica, no por elección personal. Quedarse en casa es ahora casi la única opción. Las circunstancias económicas y regulatorias impuestas por COVID-19 imposibilitan viajar al exterior. Por ello, lejos de agobiarnos, hay que intentar sacar lo mejor de la situación ya que no la podemos cambiar.

Para disfrutar y realmente descansar con una staycations hay pocas reglas, pero os aseguro que hay miles de entradas en internet llenas de consejos y recetas para conseguir los mejores resultados. Me permito haceros pocas, pero útiles sugerencias:

1.Es necesario una actitud y mirada positiva hacia ella y la voluntad para re-ajustar la noción tradicional de lo que son unas vacaciones: mira a tu alrededor y que no te haga sentir mal pasar unas vacaciones en casa, prácticamente todo el mundo está pasando por dificultades económicas, y las staycation son la tónica.

2.Programa fechas de inicio y finalización de tu staycation. De lo contrario, corres el riesgo de sentirte como en otra sucesión cualquiera de días haciendo las mismas cosas.

3.No te impongas tareas domésticas: sólo lo más básico. A pesar de estar en casa, sería importante que pudiéramos hacer cosas -o no hacerlas- que nos ayudaran a diferenciar claramente cuando estamos en nuestro hogar de vacaciones y cuando no. Y creedme, vaciar un armario, limpiar el trastero, o aprovechar para dejar la cocina como una patena no forman parte de estas vacaciones en casa. Yo misma he fracasado en unas vacaciones en casa por ser incapaz de pensar en «modo vacaciones». Cuando uno se va de viajes no tiene que pensar en quehaceres domésticos, obligaciones ni compromisos, el único compromiso es con uno mismo y es el de disfrutar, pues eso mismo hay que aplicarlo aquí, a rajatabla. Sino, el resultado será que regresareis al trabajo y seguramente más cansados y frustrados que antes de tomar las ansiadas vacaciones.

4.Llena tu tiempo de actividades: hazte con juegos de mesa, libros, películas y fotografías con las que transportar a la familia a un lugar distinto.

Y por supuesto no dejes de tomar fotos o videos de tus staycation, igual que harías en unas vacaciones al uso fuera de casa.

Quiero terminar este post haciendo un breve inciso, el viajar, con todos los “inconvenientes” que argumentan los defensores de la opción de hacer las vacaciones en casa, es terapéutico y necesario. Viajar es uno de las mayores fuentes de bienestar, de cambio y de crecimiento personal que existen. Unos días que se viven con una gran intensidad y que nos permiten desconectar por completo de nuestro otro yo, el infalible, el responsable, el que cumple con sus obligaciones. Viajar es una palabra mágica, sin sinónimo que la pueda reemplazar, y el deseo de viajar una condición inherente al ser humano. Y cuando sea seguro y posible continuaremos viajando.

 

 


 

Ana Morales

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