Cuando hace pocas semanas regresé a Londres después de muchos años sin pisar tierra británica no voy a ocultar que sentí un poco de pereza. Era consciente de que en estos años Londres ha cambiado mucho, reinventándose y metamorfoseando, y, que poco tendría que ver con el Londres de mis recuerdos. Sin embargo, los motivos de mi visita eran laborales, estábamos en Semana Santa, y Londres es una ciudad que había visitado en al menos diez ocasiones, así que fuera de las obligaciones, no tenía otros planes. Además, yo me movería por una parte de la ciudad muy reducida por lo que tampoco podría ni siquiera pasear por esos nuevos lugares que desconozco. Sin embargo, he de decir que la zona de Londres en la que me hospedé me hizo conectar de nuevo con la ciudad y me convenció de que Londres puede aún sorprenderme y debe de estar de nuevo en mis proyectos futuros de viajes.

En mis estancias anteriores en Londres siempre me hospedé en un hotel junto a Hyde Park, muy bien situado y con todo lo que me interesaba a mano. Esta vez me alojé en Kensington, uno de los barrios más encantadores y exclusivos de esta gran metrópoli, situado al oeste de la Ciudad de Westminster, al sur de Hyde Park y Mayfair, al norte del río Támesis y al este de Hammersmith y Fulham.

 

Distrito Real

La Reina Victoria nació en el Palacio de Kensington en 1819, (una pequeña villa entonces) y residió allí hasta su ascenso al trono en 1837. A su muerte en 1901 y con su beneplácito, se les otorgó a la parroquia de Kensington junto con la de Chelsea el título de ¨Royal Borough” (distrito real)  de ahí que  las familias de clase alta se congregaron aquí creándose los barrios más elitistas. Lo que inicialmente sería una especie de retiro rural del agitado centro de Londres se ha convertido en el refugio de la ciudad de los ricos y famosos de Gran Bretaña. Los príncipes William y Kate tienen residencia oficial en el Palacio de Kensington, los Beckham poseen propiedades  en la zona, e incluso varias de las calles más caras del país se encuentran aquí, entre ellas Kensington Palace Gardens.

Pasearlo es un placer porque es una sucesión de manzanas llenas de coquetos y bien conservados edificios de estilo victoriano en torno a jardines  comunales  al cuidado pero también al disfrute de sus vecinos donde el adjetivo “brittish” cobra todo el sentido. Sus fachadas uniformes y sus pequeñas escalinatas desprenden  una cierta “nobleza” exenta de ostentación. Creo que siempre que viajamos de algún modo esperamos encontrar esa esencia que define al país que visitamos. En el caso de Kensington, es obvio que sólo familias privilegiadas pueden permitirse este nivel de vida, por lo que no es ni de lejos la fotografía del inglés medio, ni tampoco de los que nos suelen visitar cuando pasan sus vacaciones en nuestras costas, pero es quizás lo que todos asociamos con británico, lo que vemos en el cine.

En cualquier caso, por muy de alto standing que sea la zona hay muchos lugares encantadores y puntos de interés donde cualquier plebeyo puede pasar agradablemente unas horas. Os recomiendo moveros por South Kensington y dejaros llevar. Veréis que es cierto además, que dentro del vecindario hay edificios  más ostentosos aunque conservando y respetando la arquitectura original, incluso casoplones de esos que vemos en las películas, con sus fachadas de piedra y grandes jardines, pero entre estas manzanas no faltan los pequeños y encantadores pasajes que son atravesados por caminos empedrados y pedestres al uso de los vecinos donde el lujo lo pone el hecho de poder vivir como si estuvieses en medio de la campiña pero con todas las facilidades de Londres. Sin ostentación, con devoción, casas de dos plantas, sin vallas ni muros medianeros,  que se unen unas a las otras a través de la fachada, donde las bicicletas encadenadas en algún saliente de las mismas nos ubican en un pueblecito más que en una gran ciudad. Enredaderas, macetas llenas de flores, ventanas llenas de arriates, ¿de verdad seguimos en Londres?

Se puede entender la importancia que el jardín y el propio arreglo floral tiene en la cultura inglesa. Lleno de flores y de color, pasear por sus calles ha sido un placer inesperado. Elegante, tranquilo, verde, los edificios antiguos combinan a la perfección con las fachadas de madera pintadas de colores chillones de los escaparates de las tiendas gourmet. El hecho de estar en primavera y en Semana Santa ha convertido muchas fachadas de pastelerías, restaurantes y cafeterías en trabajados ramilletes de flores, recargados y excesivos pero llamativos y atractivos visualmente.

 

Kensington Gardens

Si estáis cerca de los jardines de Kensington, los antiguos jardines privados del palacio, dedicadle al menos un paseo. Buscad el Elfin Oak, el  tocón de un roble de 900 años de antigüedad tallado y pintado con elfos, princesas, hadas y criaturas del bosque recreando un cuento del escritor Ivor Innes publicó en 1930. Es muy fácil llegar a él; simplemente dirígete a la esquina noreste del parque y busca el patio de recreo de la Princesa Diana de Gales, hará las delicias de niños y no tan niños seguro. Si seguimos en modo literario, también en Kensington Gardens debéis de visitar la estatua de Peter Pan. Otro punto de interés es el Albert Memorial dentro del parque justo enfrente al Royal Albert Hall. Es un monumento impresionante. Y el propio palacio de Kensington, claro.

Este hermoso parque es una auténtica joya, con un ambiente relajante a lo largo de él, sobre todo a primera hora de la mañana, ah, y si quieres no te lo acabas ya que no tenéis que olvidar que Kensington Gardens se convierte en Hyde Park cuando atraviesas Serpentine.

 

Cultura en Kensington al alcance de la mano

Kensington también es famoso por su vida cultural y numerosos museos, algunos de ellos gratuitos como el Natural History Museum (Cromwell Rd, South Kensington, London SW7 5BD,) el Science Museum (Exhibition Road, South Kensington, Londres, SW7 2DD) o el Victoria and Albert Museum (Cromwell Road Londres, SW7 2RL). Otros no gratuitos que seguro os pueden interesar es el propio Palacio de Kensington o la Serpentine Gallery, en el mismo parque.

Además de los mencionados hay áreas famosas como Notting Hill que todos recordaremos por siempre por la película del mismo nombre. En cuanto a compras, encontrareis todas las que queráis hacia Chelsea a lo largo de The King’s Road y Kensington High Street, muy animada por el bullicio de los compradores, y Church Street que lleva al norte a Notting Hill, y Kensington Road East hasta Knightsbridge.

Se puede acceder a South Kensington a través del siguiente transporte público:

  • Estación de South Kensington : líneas District, Circle y Piccadilly
  • Estación de Gloucester Road : líneas District, Circle y Piccadilly
  • En autobús : 9, 10, 14, 52, 74, 360, 414, 430, 452, C1