Día 1

Que una boquerona de adopción diga de Málaga que lo tiene todo para atrapar al visitante parece un poco como “barrer para casa” pero la verdad es que posiblemente sea más bien al contrario, y me quede corta al describir sus encantos. Málaga es cultura, gastronomía, espacios naturales, comercio, ocio, playas, buena calidad de vida… todo esto aderezado con ese sol y esa luz que nos acompañan más de 320 días al año y que se convierten en un antídoto contra la depresión o la tristeza. Málaga es muchas málagas distintas y hoy os quiero dar algunas claves para sacarle el máximo provecho de vuestra visita a la capital.

Caminando por el centro histórico

Con más de 3.000 años de historia, pasando por los fenicios, romanos y árabes hasta Picasso, el más famoso de nuestros artistas contemporáneos internacionales, Málaga disfruta hoy en día de un interesante patrimonio monumental que explica a quién esté interesado en seguir las huellas de la historia, de dónde venimos y quienes somos. Además de este legado cultural también tendréis para vuestro disfrute, una larga lista de museos que incluyen entre otros el Museo Thyssen Bornemisa, el Museo Picasso o el Centro de arte Pompidou solo por mencionar algunos, y todo ello en un centro histórico que en su mayor parte es peatonal y muy accesible para caminarlo a pie.

Una visita del casco antiguo de Málaga creo que sin duda ha de comenzar por su calle más emblemática, la calle Larios, al sur tendremos la propia estatua del Marqués de Larios y el puerto de Málaga, y al norte, la Plaza de la Constitución, que puede decirse es el corazón del centro urbano. Esta calle, de la cual salen otras calles transversales, se comunican a su vez con otras calles principales del centro que, como la calle Larios, son principalmente calles comerciales con lo más granado del comercio nacional e internacional. También encontraremos aquí una gran multitud de restaurantes y cafeterías con sus terrazas exteriores invitándonos en todo momento a hacer una pausa agradable. Las calles del lado derecho de Larios son las calles del antiguo barrio árabe, y cuanto más nos acerquemos a la alcazaba, también nos iremos adentrando en el barrio judío.  Observareis que su trazado es estrecho y sinuoso, y que la luz lo tiene difícil aquí para colarse. Esto como ya sabréis es típico de la arquitectura árabe, con la finalidad de mitigar el calor.

Si tomamos a nuestra derecha la calle Santa María, llegaremos a la catedral de Málaga, construida sobre la antigua gran mezquita de Málaga como seguramente adivinarán por sus frondosos jardines exteriores plantados de naranjos que perfuman las calles. Esto es un signo de identidad muy común en las catedrales del sur de España, (Sevilla, Córdoba..etc ) que no se ve en otras catedrales de la península.  Sepan que los malagueños llaman cariñosamente a su catedral, “la manquita” porque le falta por construir, entre otras partes, la muy visible torre sur. La bonita plaza que se abre frente a la fachada principal de la catedral es la Plaza del Obispo, y, en su lateral tendrán el Palacio Episcopal, que acoge al museo de Arte africano.

Tomando la calle Císter, que rodea la catedral, saldremos frente al Palacio-Museo de la Aduana,  junto al cual veremos la Alcazaba de Málaga, del S.XI, que junto con el Teatro romano y el Castillo de Gibralfaro, se superponen en el mismo espacio constituyendo el principal conjunto arqueológico de la ciudad. Es una oportunidad para ver en solo unos metros la unión de las culturas romana, árabe y renacentista en Málaga, lo que hace a este rincón un lugar muy especial. Aquí la historia se nos muestra de algún modo amalgamada, ya que, la alcazaba se asienta sobre una antigua edificación fenicia. Y a los pies de la Alcazaba están los restos del Teatro Romano, mandado construir por Augusto en el S. I y en activo hasta el s.III. Por encima de la Alcazaba otra fortificación aún más alta la protege. Se trata del castillo de Gibralfaro, del S.XIV, construido a 130 m de altura y considerada durante un tiempo la fortaleza más inexpugnable de la península ibérica, con sus dos líneas de murallas  y ocho torreones. Ambas fortificaciones estaban unidas por un pasillo zigzagueante resguardado por murallas llamado “La Coracha”.

Por tanto, la Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro son los puntos más significativos de la identidad árabe malagueña. La ciudad resistiría el avance cristiano hasta la llegada de Isabel y Fernando en 1487. Y es que la historia de Málaga se ha entrelazado con la de Granada de manera natural a lo largo de los siglos, tanto porque ambas pertenecían al Reino Nazarí, como porque fueron incorporadas a la Corona de Castilla más o menos en el mismo tiempo. No en vano, durante ocho siglos Málaga fue uno de los puntos de referencia del Reino de Granada y, su principal acceso marítimo.

Si seguimos caminando por la calle Alcazabilla llegaremos a la plaza de la Merced, donde se encuentra la casa natal, hoy fundación Picasso, del insigne y querido pintor malagueño. De la misma plaza sale otra de las calles emblemáticas de Málaga: la calle Granada, que nos hará volver sobre nuestros pasos, ahora mirando en dirección mar (subimos por Alcazabilla y bajamos por Granada). A cincuenta metros veremos la Iglesia de Santiago, que se comenzó a construir el mismo año que los reyes católicos tomaron la ciudad, en 1487 y donde  fue bautizado el propio Picasso.

Más adelante tenemos el centro de interpretación de la judería de Málaga Ben Gabirol, en un torreón renovado de la antigua judería, algo bastante en sintonía  con el reconocimiento de Málaga como ciudad de las 3 culturas. Junto a este edificio está uno de los bares/restaurantes más famosos de la capital malagueña, el Pimpi. Difícil de etiquetar, para mí es tan interesante como un museo en sí, y, aunque seguro que os parecerá un lugar turístico os aconsejo que al menos lo crucéis por el interior de calle a calle (tiene dos entradas, por calle Granada y por Alcazabilla) y paséis un rato curioso viendo su decoración, sus barricas de vino firmadas por los famosos, sus patios sombreados llenos de flores, las fotografías dedicadas, es un sitio lleno de historia y siempre está concurrido y lleno de reuniones de amigos.

Saliendo de nuevo por calle Granada, a otros 30 metros llegaremos a la calle San Agustín, donde se encuentra emplazado el Museo Picasso de Málaga.  Os aconsejo, en cualquier caso comer/cenar en la zona o tomaros un delicioso té en las calles que lo rodean para descansar.  En Málaga el buen comer, el tapeo y el alternar con los amigos es una religión, y en esta zona hay muchos locales recomendables. Entre otros la Tapería Casa Lola para el mejor vermut de grifo de Málaga y un tapeo selecto de la tierra. Otro lugar recomendable es el restaurante la Reserva12, en la cercana plaza del Carbón, o Los Gatos, en la también cercana Plaza de Uncibay (donde dicen tiran la mejor cerveza de Málaga).

Con el estómago lleno seguimos bajando la calle Granada hasta la plaza de la Constitución, aquí os topareis con el Café Central, famoso por ser el responsable de que el café en Málaga de pida de 14 formas distintas. A escasos metros y semiescondida, tendréis la entrada del Pasaje chinitas, un lugar histórico y casi de peregrinaje para los amantes del cante flamenco pues en él se encontraba el ya desaparecido Café de Chinitas que gracias a las referencias que de él hizo García Lorca en su poema dedicado al torero Paquiro se convirtió en el café cantante más famoso y festivo de la España popular de finales del XIX y principios del XX.

Continuamos bajando por la calle Larios hasta el final para cruzar la plaza de la Marina y adentrarnos en el Muelle 1. Un espacio abierto y agradable donde pasear, comprar, tomarse un café pero también desde donde observar la ciudad, desde donde disfrutar de muchas actividades que a menudo nos pillan por sorpresa como conciertos, actividades infantiles, mercados de artesanía, cine de verano…. Si lo camináis hasta la punta del faro, conocido como “La farola” estaréis junto a la terminal de cruceros pero también tendréis al alcance de la mano las playas de La Malagueta.

Os gusta caminar? Os aconsejo que caminéis hacia adelante en dirección a El Palo, el barrio pesquero de Málaga por excelencia y regreséis luego bien en autobús o caminando, pero esta vez por la calle paralela al paseo que va por el interior, el Paseo de Redding, o la calle Sancha de Lara. Una calle jalonada de bellos edificios antiguos y casas aristocráticas que solían ser la segunda residencia de las clases adineradas de la ciudad. Algunos de estos edificios notables podrían ser el recién recuperado Palacio de Miramar, la plaza de toros de la Malagueta, o las casas de Félix Sáenz. Desembocareis de nuevo en la Alameda Principal a los pies del Monte Gibralfaro, y si cruzáis bajo el túnel de la Alcazaba volveréis a estar en pleno centro histórico de Málaga, exactamente en la plaza de la Merced.

…continuará con la segunda parte.

 


 

Ana Morales

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